En plena pandemia, el sector del cine pide auxilio mientras se esfuerza por tranquilizar a la población con mensajes del tipo «el cine es seguro». Reconozco que los exhibidores son muy rigurosos con las medidas de seguridad e higiene contra el corona virus. Al igual que otros espacios de ocio o que los comercios, se limita el aforo, se procura gel hidroalcohólico y en ellos el uso de mascarilla es obligatorio. Pero, ¿quién puede garantizar que no hay riesgo de contagio?
En mi caso, yo que soy aficionada al cine, y simpatizo y empatizo con el sector, pues he dirigido durante cerca de 20 años una revista de cine, reconozco que me cuesta meterme en un cine con la que está cayendo. En primer lugar porque después de tanto confinamiento lo que me apetece es estar al aire libre, y en segundo lugar porque prefiero no poner en riesgo mi salud. Ver una película no es una necesidad básica, y además puedo acceder a películas de estreno en streaming, así como experimentar la sensación de ver una película en un cine al aire libre. Ninguna de estas opciones me ofrece la calidad de imagen y sonido de una sala de cine, pero en estos momentos mis prioridades han cambiado. Así las cosas, ¿qué hacer por un sector, otro más, que flaquea ante el Covid-19? Pues seguir viendo cine, de una manera o de otra. Los más valientes en el cine, los más miedosos en casa, pero viendo cine.
La distribuidora A Contracorriente Films lideró una iniciativa genial al crear una sala de cine virtual durante el confinamiento – www.salavirtualdecine.com – que permite ver los nuevos estrenos cinematográficos directamente desde el televisor, ordenador, tablet o teléfono móviles. La plataforma cuenta con una App propia para dispositivos Smart TV, IOS, Android (con Chromecast) y AppleTV, y por 6,95 euros, los usuarios pueden disfrutar de la película alquilada 72 horas y hasta en 4 dispositivos.
Por otro lado, Filmin se afianzó como una buena plataforma, especialmente de películas independientes. Con diez años de trayectoria, ya cuenta con un amplio catálogo y después de haber sobrevivido a la piratería y los vaivenes del mercado, se han consolidado como una de las mejores opciones para los cinéfilos.
Los cines al aire libre se han convertido también en una gran alternativa. Madrid, Valencia, Gijón, Alicante, Denia y Vizcaya son algunas de las ciudades que ya tienen uno,
Los cines tradicionales, mucho me temo que tendrán que esperar para ver sus salas llenas. Deseo que la espera sea corta, que la ciencia nos salve a todos y podamos volver en masa al cine, a los bares y restaurantes, a los conciertos… Mientras tanto, sólo queda esperar.
