Arte y estrategia
Preparando esta entrada, me he acordado de la película El método, de Marcelo Pyñeiro, basada en la obra El método Grönholm de Jordi Galcerán. Hace mucho que la vi, en marzo de 2006, pero hay películas que uno conserva de manera especial en la memoria. Tengo muchas, ya que soy una apasionada del cine y he dirigido una revista de cine durante casi 20 años, y ésta es una de ellas. Para quienes no conozcan el argumento, trata de un grupo de personas que se presentan en una oficina para conseguir un puesto de trabajo. No pasa mucho tiempo antes de que se den cuenta de que les han encerrado. En ese momento comienza una experiencia insólita. Deben realizar varias pruebas colectivas eliminatorias, y defender su permanencia en la sala sirviéndose de su inteligencia y sus herramientas estratégicas. Cada actividad va elevando la tensión, y llevando a los participantes a un nivel de estrés que termina por sacar lo mejor y lo peor de cada uno de ellos. El final no lo desvelaré.
El caso es que hay un momento en el que los candidatos deben votar a cuál de ellos se llevarían consigo si tuvieran que permanecer solos y aislados. Eduardo Noriega, en el papel de Carlos de Aristegui Santos, dice que el elegido debe ser él porque es un gran contador de historias y podría entretener a su compañero o compañera en la soledad evitando caer en la locura que ésta produce a quienes padecen el aislamiento durante un largo tiempo (véase Náufrago, con Tom Hanks). Contador de historias…
En un primer momento, como admite el personaje de Noriega, puede parecer algo absurdo y trivial, pero no es ninguna tontería. El arte de contar historias puede salvar vidas (sirva como ejemplo Scherezade, en el cuento de Las mil y una noches).
En el tema que nos ocupa, puede ayudar a conseguir un objetivo tan importante como conseguir ese empleo o ese ascenso que tanto deseas.

El storytelling permite conectar emocionalmente con el público y lograr que empatice con nosotros
El storytelling, como se denomina actualmente esta práctica puede aportar ventajas a nuestra marca personal y es muy interesante incorporarlo en nuestra estrategia de marketing.
Al igual que en el mundo offline, el storytelling es muy útil en el mundo online. Nos permite conectar emocionalmente con el público y lograr que empatice con nosotros. Para ello será imprescindible averiguar cómo es el o los destinatarios, es decir, identificar a tu público. Si descubres qué le gusta o qué necesita, puedes incorporar algún dato a tu discurso para que active su atención. Por ejemplo, si sabes que el destinatario es un amante del cine, puedes hacer referencia a alguna película o director de renombre que te guste. Hasta aquí no parece muy difícil. En internet, en los perfiles de las redes sociales, podemos encontrar bastante información. Dónde ha estudiado, si ha hecho algún programa de voluntariado… Tal vez hayáis estudiado en la misma Universidad o compartáis intereses.
El desafío será conseguir que tu historia sea inspiradora. Para ello hace falta veracidad. En primer lugar que aquello que cuentes sea interesante para ti. Si no te emociona a ti, tampoco lo hará a tu interlocutor. Aquella anécdota o ejemplo que insertes en tu relato debe contar algo de ti, debe ser inspiradora, amena y ser contada con cierto entusiasmo. También es recomendable hacer participar de alguna forma al interlocutor. Otra opción es incorporar un relato de tu historia y de tu pasado que a ti te haya marcado: una enseñanza de algún familiar o profesor, un hecho que te hiciera ver la vida de otra forma… Busca en tu interior y comparte. ¿Estamos en la era de compartir, no? Se comparten publicaciones, se comparten fotos, recomendaciones… ¡Atrévete! Tal vez tu historia se haga viral.