El cine ha retratado a grandes y pequeñas leyendas de la música con dispares resultados. Películas comerciales, indies, documentales, biopics memorables y otros para olvidar… Desgraciadamente en muchos de ellos el alcohol y las drogas han compartido protagonismo con la música. El éxito, la debilidad humana… son muchos los factores que han inducido a algunos artistas a caer en las redes del alcoholismo y la drogadicción. Algunos quedaron en el camino. Películas como esta Crock of Gold, del británico Julien Temple, nos hacen mirarles con otros ojos.
Julien Temple tiene experiencia de sobra en esto de filmar a estrellas. Ha rodado decenas y decenas de videos para Billy Idol, ZZ Top, Neil Young, Mick Jagger, Tom Petty, David Bowie, Stray Cats, Sex Pistols… Y se ha embarcado en multitud de películas como los documentales The Clash: New Year’s Day ’77, Keith Richards: The Origin of the Species o este Crock of Gold: Bebiendo con Shane MacGowan .
En Crock of Gold, Temple se zambulle en la vida del vocalista irlandés Shane MacGowan (Pembury, Kent, 25 de diciembre de 1957), cantante y compositor de la banda The Pogues, que combina la música tradicional irlandesa con la energía visceral del punk rock. El inglés, con buen tino y ritmo firma una original película que usa imágenes de archivo inéditas de la banda y de la propia familia de MacGowan para narrar la historia de Shane desde sus primeros años de edad cuando vivían junto a su familia en el condado de Tipperary.
Más que un cantante o un compositor, Shane MacGowan es un poeta que se refugia en sus orígenes. Ni el punk ni el rock, ni las drogas, ni el alcohol le darán lo que necesita. Resulta asombroso descubrir que fueron sus padres quien a la tierna edad de cinco años ya le metían ente pecho y espalda una pinta de cerveza. El éxodo del campo a la ciudad, y la búsqueda de nuevas aventuras y experiencias le llevó a todo lo demás. Triste de ver, y en ocasiones hasta desagradable, la película es un fidedigno retrato que cuenta con la aparición de su productor Johnny Depp. Amigo y fan, el actor de Piratas del Caribe comparte pinta y conversación con un Shane decrépito, en silla de ruedas y casi inerte que a pesar de sus limitaciones físicas conserva una inimaginable lucidez mental. Increíble trayectoria, increíble relato, increíble amistad entre un grande Hollywood y un poeta irlandés que una vez saboreó el éxito aunque fuera empapado en cerveza y ácido. Lo mejor de la película, sin duda las letras de sus canciones. Los profanos descubrirán al poeta, sus conocedores algunas anécdotas y batallas de juventud. El crítico de cine, una original manera de realizar un biopic a partir de una entrevista informal que conjuga imágenes actuales, material de archivo y unas geniales secuencias animadas del legendario ilustrador Ralph Steadman. Interesante biopic en cualquier caso.
Cabe señalar que el propio Johnny Depp vino a España para presentar la película en el Festival de cine de San Sebastián.
